Hace unos días, estuvimos hablando en nuestro blog sobre la arquitectura inclusiva. La definimos como aquella que contempla la discriminación que sufren las personas con discapacidad en relación a los espacios que les rodean. También como aquella que diseña espacios, edificaciones o comunidades cuya funcionalidad sea accesible para cualquier persona y no exista ningún riesgo a su seguridad o pueda suponer esfuerzos adicionales. Pues bien, la arquitectura con perspectiva de género también es un concepto que está en boga, por eso en este artículo vamos a intentar explicar en qué consite y la relación que tiene con la arquitectura inclusiva.
¿Qué significa la arquitectura con perspectiva de género?
La arquitectura con perspectiva de género se presenta como una corriente crítica que cuestiona los modelos tradicionales de diseño urbano y arquitectónico, los cuales históricamente han sido construidos desde una visión neutra o centrada en las necesidades del hombre, dejando de lado las experiencias, necesidades y riesgos específicos de las mujeres y otros colectivos vulnerables. Esta corriente parte de la premisa de que los espacios no son neutrales; por el contrario, reflejan y reproducen las desigualdades sociales existentes, perpetuando estereotipos y limitando las oportunidades y seguridades de ciertos grupos.
Según la definición de la plataforma Plataforma Arquitectura (2021), la perspectiva de género en arquitectura implica «considerar cómo las relaciones de poder y las asignaciones sociales de roles de género influyen en la forma, uso y percepción de los espacios». De esta manera, se busca que el diseño urbano y arquitectónico contribuya a reducir las brechas sociales y promover la igualdad de género, creando entornos que sean seguros, accesibles y funcionales para todos los habitantes, sin estereotipos ni exclusiones.
Por su parte, el artículo de Orden Urbano (2021) señala que esta perspectiva implica «analizar cómo los espacios construidos refuerzan o desafían las desigualdades de género», promoviendo un diseño que tenga en cuenta las diferentes experiencias y necesidades de hombres, mujeres y otros colectivos en sus diversas condiciones sociales y culturales. La incorporación de esta visión en el urbanismo y la arquitectura permite enfrentar problemáticas como la violencia de género, la inseguridad en las calles, la segregación espacial y la falta de accesibilidad en los espacios públicos y privados.
¿Qué es el género y la perspectiva de género?
El género es una atribución asignada a los sexos en la sociedad, donde a cada uno de ellos se les atribuye un espacio o expectativas para su «género». Teniendo en cuenta que existen concepciones de género en cada sociedad, podemos hablar de los «roles de género» que son las reglas y estructuras que se debe seguir dependiendo de su ‘género’.
La pespectiva de género crea una des-ligación de las estructuras asignadas a los «géneros» para crear ámbitos y espacios de inclusión a todos los nivele.
Orígenes de la arquitectura de perspectiva de género
La historia de la arquitectura y el urbanismo revela que durante siglos los espacios han sido diseñados desde una perspectiva patriarcal, donde las funciones y distribuciones favorecían a los hombres en detrimento de las mujeres y otros grupos sociales. Investigaciones en sociología y teoría urbana, como las realizadas por Simone de Beauvoir en su obra El segundo sexo (1949), evidencian cómo las instituciones y los espacios han contribuido a asignar roles y expectativas específicas a cada género, configurando un entorno que refuerza la doble jornada y los estereotipos de cuidado y reproducción asociados a la mujer.
En los años 70, movimientos feministas y urbanistas comenzaron a cuestionar estos paradigmas, proponiendo una visión crítica del espacio construido. La figura de Jane Jacobs, pionera en el análisis de la vida urbana, fue fundamental en señalar que las calles y espacios públicos afectan de manera diferencial a mujeres y hombres, destacando que la inseguridad, la falta de iluminación y la distribución de espacios contribuyen a la vulnerabilidad femenina en las ciudades. En su obra, Jacobs defendió la importancia de la diversidad, la movilidad y la interacción social en la planificación urbana, conceptos que se alinean con los principios de la perspectiva de género.
Por otro lado, la arquitecta y urbanista Denise Scott Brown, reconocida por su trabajo en teoría del urbanismo y por su lucha por el reconocimiento de la contribución femenina en la arquitectura, aportó una visión que cuestiona la lógica de la segregación y la jerarquización de espacios, proponiendo un diseño más inclusivo y participativo que tenga en cuenta las múltiples experiencias de los usuarios.
Distribución de espacios según los géneros
Históricamente, los roles de género en la sociedad occidental han asignado a las mujeres un papel predominantemente doméstico, relacionando su presencia en la vida pública con riesgos y limitaciones. La división entre lo privado y lo público ha sido una de las principales causas de la invisibilización de la mujer en el espacio urbano. Como señala Novas Ferradás (2022) en su tesis, esta segregación espacial ha llevado a que determinadas áreas, como las calles, parques y transporte público, sean percibidas como inseguras para las mujeres, limitando su movilidad y participación social.
Este contexto ha impulsado la necesidad de diseñar espacios que sean seguros y que promuevan la igualdad de oportunidades. La incorporación de la perspectiva de género en el diseño arquitectónico y urbano busca disolver estas barreras, proponiendo soluciones como mejor iluminación, mayor visibilidad en los espacios públicos, diseño de mobiliario inclusivo y creación de redes de apoyo y protección.
En el ámbito residencial, la evolución del diseño de viviendas también refleja esta visión. En décadas pasadas, la cocina se situaba en espacios aislados y de difícil acceso, reforzando el estereotipo de que el cuidado y las tareas domésticas eran responsabilidades exclusivas de las mujeres. Sin embargo, con la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, las nuevas propuestas arquitectónicas favorecen distribuciones abiertas, cocinas integradas con las salas de estar y diseños flexibles que permiten una mayor movilidad y participación familiar.
Diseñar sin perspectiva de género, no se limita al espacio privado. Las ciudades tampoco son planeadas considerando las necesidades y modo de vida de las mujeres.
Propuestas arquitectónicas del movimiento de género
Las propuestas concretas para promover una arquitectura con perspectiva de género incluyen, entre otras, el diseño de espacios urbanos seguros, accesibles y flexibles que eliminen los estereotipos y favorezcan la participación activa de todos los grupos sociales. Es fundamental que las arquitectas y urbanistas incorporen en sus proyectos la visión de las usuarias, promoviendo la participación femenina en la planificación y el diseño de las ciudades.
Algunas de las acciones propuestas consisten en crear espacios públicos seguros, mediante un mejor alumbrado, visibilidad, mobiliario urbano adaptable y zonas de descanso. Además, se plantea la necesidad de planificar con criterios de accesibilidad universal, considerando las diferentes capacidades y condiciones sociales, para evitar segregaciones y promover la inclusión social.
En el ámbito de la vivienda, el movimiento de género aboga por diseños que favorezcan la autonomía y el protagonismo de las mujeres, promoviendo espacios multifuncionales y adaptables, que respondan a la diversidad de necesidades y roles. La tendencia hacia viviendas compartidas, co-living y diseños flexibles, son ejemplos de cómo el espacio puede adaptarse a las nuevas formas de vida y a los cambios en la estructura familiar.
¿Cómo puede influir la perspectiva de género en el diseño y planificación de las ciudades?
La influencia de la perspectiva de género en la planificación urbana es evidente en iniciativas que buscan crear ciudades seguras y acogedoras para todas y todos. Según datos de Plan Internacional, en países como España y Bélgica, un alto porcentaje de adolescentes y mujeres adultas ha sufrido acoso sexual en espacios públicos, evidenciando la urgente necesidad de repensar los entornos urbanos.
La incorporación de este enfoque implica la planificación de calles, parques, transporte y equipamientos urbanos con criterios de seguridad, visibilidad y movilidad. Esto incluye, por ejemplo, la implementación de alumbrado público eficiente, la ampliación de aceras, la creación de corredores seguros y la promoción de espacios de encuentro que favorezcan la interacción social y la protección, especialmente en horarios nocturnos.
Asimismo, la perspectiva de género también promueve la participación activa de las mujeres en los procesos de toma de decisiones urbanísticas, fomentando que sus voces sean consideradas en la elaboración de planes y proyectos. Solo así se podrán diseñar ciudades verdaderamente inclusivas, que respondan a las necesidades reales de su población diversa y cambiante.
Notas: artículos consultados:
- http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/109842/TFM_Novas_Ferrad%C3%A1s_Mar%C3%ADa.pdf
- https://ordenurbano.com/blog/que-es-la-perspectiva-de-genero-en-arquitectura/
- https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/tag/arquitectura-y-genero